1. El Señor me dio un templo y en la tierra vivo en él. En el cielo era espíritu, pero vine a nacer. Haré brillar mi templo; seré yo libre así. Mi cuerpo es el templo que Dios me dio a mí.
2. Si mantengo el cuerpo puro y sin vicios ni maldad, en un templo obtendré promesas por la eternidad. Retomaré mi cuerpo en la resurrección, y en gloria viviré en la celestial mansión.