1. Cual dulce canción prevalece Su voz, las sombras de muerte se van. Los cedros del Líbano oyen el son, inclínanse ante Su faz. Palabras de gracia emanan de Él, florece el vergel de virtud. Delicia es gozar de favor a Sus pies, hallar en Sus alas salud.
2. ¿Quién puede evocar la triunfal majestad del manto de Su rectitud? El cielo por Él resplandece en verdad, la tierra prospera en Su luz. Radiante clemencia, sublime piedad concede a Su pueblo en fulgor. Cual grata mañana, nos colma de paz, Sus obras rocía de amor.
3. El cielo exulta si habla Jehová, millares escuchan Su voz. Se expande y resuena por la inmensidad con ecos de hosanna y loor. Amado pastor, ¡eres Tú!, yo lo sé; te escucho y Tu voz seguiré. Preserva mi alma, conforta mi fe; en Ti mi deleite hallaré.