1. Dios manda a los profetas, que predican la verdad; debemos escucharles y Su nombre alabar. Nos dieron leyes del Señor en la antigüedad, y un profeta hoy ha restaurado la verdad.
2. Obscuridad tan densa, que por siglos dominó, por Cristo disipada es, y Dios Su faz mostró. Por asechanzas del error, el mundo se cegó, mas hoy al hombre el Señor la senda aclaró.
3. Los santos depositan su confianza en la luz y saben qué sucederá si niegan a Jesús. A todos el Señor mandó: “Mi palabra guardaréis; señales por la fe habrá, que todos gozaréis”.
4. Palabras de verdad y luz entonces escuchad. Para lograr la exaltación, Su santa ley guardad; Su eterno reino celestial habréis de heredar, y siempre la felicidad podréis allí gozar.