1. Padre bendito, venimos a Ti,
dándote gracias por vernos aquí.
De Tu presencia queremos gozar;
nunca nos dejes dudar.
¡Nunca, nunca, nunca nos dejes dudar!
¡Siempre, siempre, siempre debemos orar!
2. Con gratitud por Tu don de amor,
himnos cantamos de grande loor.
En nuestras vidas Tú puedes brillar;
nunca nos dejes dudar.
¡Nunca, nunca, nunca nos dejes dudar!
¡Siempre, siempre, siempre debemos orar!
3. Dones sin fin del mensaje de paz
Tú con amor en Sión nos darás.
Tu sacerdocio podremos ganar;
nunca debemos dudar.
¡Nunca, nunca, nunca nos dejes dudar!
¡Siempre, siempre, siempre debemos orar!
4. Fuerza concédenos hoy en la lid;
firmes, podremos el mal resistir.
En tu presencia podremos morar;
nunca debemos dudar.
¡Nunca, nunca, nunca nos dejes dudar!
¡Siempre, siempre, siempre debemos orar!
Letra: Charles W. Penrose, 1832–1925.
Música: Ebenezer Beesley, 1840–1906.