1. Oh montañas, que contra el cielo azul,
se levantan en gran majestad,
con tus ríos tan bellos y puros también,
hoy anhelo tu seguridad.
Oh Sión, santuario de libertad,
en tu seno estoy;
mi refugio serás;
eres cuna de luz y verdad.
2. Tus bellezas el sabio podrá despreciar,
mas sostén del humilde serás.
Aunque ̮ataquen los malos la obra de Dios,
tu mensaje al mundo darás.
Oh Sión, santuario de libertad,
a los montes huiste
buscando la paz;
hoy disfruto tu felicidad.
3. En tu nuevo lugar bendiciones tendrás,
y podrás sin temor progresar.
Las riquezas del mundo, cual Dios reveló,
tu cabeza podrán coronar.
Oh Sión, santuario de libertad,
fortaleza de Dios
al humilde serás,
y la fuente de ̮eterna verdad.
4. Y allá cantaremos loor al Señor;
de profetas morada serás.
Ya se ve la aurora de tu redención,
cuando toda maldad morirá.
Oh Sión, santuario de libertad,
bendiciones de Dios
en tus templos habrá;
son mansiones de ̮eterna bondad.
Letra: Charles W. Penrose, 1832–1925.
Música: H. S. Thompson; apr. 1852.